MEJORA HUMANA

Proyecto Aula

INTRODCCION

En una �poca de saturaci�n e incertidumbre frente a las noticias que transmiten los medios de comunicaci�n, de configuraci�n de fen�menos sociales ambivalentes y ef�meros promovidos desde las redes que conectan a conocidos y desconocidos, de af�n de cambios y de falta de confiabilidad en quienes los prometen, las viejas certezas han dado paso nuevas inseguridades. Dejamos de saber a qui�n dirigirnos para solicitar ayuda, de creer en las fuentes tradicionales de conocimiento, de sentirnos parte de algo m�s grande que nosotros mismos, e incluso, de confiar en nuestra propia capacidad para resolver los problemas que nos son m�s urgentes, de ayudar a quienes estimamos m�s cercanos. Si solo tuvi�semos m�s tiempo, m�s fuerza, mayor habilidad mental para resolver problemas, mejor capacidad de juicio para ponderar; si acaso no dependi�semos de estos fr�giles y agotables cuerpos que nos limitan, nos atan, nos fuerzan y nos niegan.

Si tan solo pudiese hacerse realidad el sue�o de poseer fuerza, resistencia e inteligencia sin l�mites. Y por qu� no, si se ganase la batalla final contra la muerte. Si alguno de estos sue�os se hiciera realidad las cosas ser�an diferentes.

El proyecto de la mejora humana, conocido en lengua inglesa como humanenhancement, es el candidato actual para responder a algunas de las inquietudes arriba se�aladas, y puede definirse de manera general como el conjunto de acciones que acompa�an los �intentos por superar de manera temporal o permanente las limitaciones actuales del cuerpo humano a trav�s de medios naturales o artificiales� (Nouvel, 2015, p. 103). En �l, la promesa de un cuerpo menos gravoso que aquel con el que estamos dotados parece posible de ser cumplida. Una segunda definici�n nos permite acercarnos ya no solo a los objetivos, sino tambi�n a la intenci�n subyacente al proyecto. Seg�n esta definici�n, forman parte de la mejora humana todas las �intervenciones biom�dicas usadas para mejorar la forma humana o el funcionamiento m�s all� de lo necesario para restaurar o mantener la salud� (Juengst & Moseley, 2019). El proyecto, entonces, no es tan solo la superaci�n de las condiciones limitantes que nos imponen las enfermedades (restauraci�n), para lo que ya contamos con unas ciencias m�dicas altamente desarrolladas, sino que apunta a la eventual eliminaci�n de dichas enfermedades, a la posibilidad de dotar al cuerpo humano de condiciones f�sicas y mentales superiores a las que se consideran dentro de los patrones de normalidad definidos por la medicina, incluyendo la extensi�n de la vida m�s all� de los l�mites alcanzados por los actuales procedimientos naturales y artificiales de soporte vital.

Como se hace evidente en las dos definiciones anteriores, hay un claro �nfasis f�sico en esta forma de ver la mejora humana, �nfasis que aparece en casi todas las investigaciones, germinales y recientes, acerca de los posibles mecanismos que permitan alcanzar los objetivos del proyecto (Fukuyama, 2002; President�s Council on Bioethics, 2003; Bostrom, 2004, 2005, 2009). Sin embargo, es necesario preguntarse si la mejora humana deber�a incluir, como parte sustancial de sus metas, el mejoramiento de nuestras condiciones como agentes sociales por medio de una mejora de nuestra comprensi�n de la tecnolog�a. Ese ser� uno de los argumentos que se desarrollen m�s adelante.

De la misma forma, aqu� otra tesis, tal vez el proyecto debiese incluir un proceso de mejora de la ciencia y de la tecnolog�a en �l implicadas, m�s all� del mero incremento de sus capacidades t�cnicas y te�ricas. Estas cuestiones nos introducen en un terreno ya bastante explorado, pero del que a�n no parece que haya sido posible extraer los resultados esperados, de la naturaleza social de la ciencia. Parece ser ya tiempo entonces de completar una tarea atrasada: la de dar alcance a m�s de cuatro d�cadas de resultados de las investigaciones en las que se ha mostrado c�mo en la ciencia y en la tecnolog�a hay m�s que solo sue�os de b�squeda de la verdad y progreso. Los trabajos seminales de Kuhn (1962), Lakatos (1970, 1976), Barnes & Dolby (1970), McMullin (1984), Laudan (1978), Latour & Woolgar (1979), Knorr-Cetina (1981) y Latour (1987), por mencionar solo algunos de los m�s conocidos, mostraron que la forma en que la ciencia y la tecnolog�a son construidas incluye la conjunci�n de una multiplicidad de factores: los valores que los cient�ficos y las comunidades cient�ficas consideran dignos de promoverse, los intereses que colectivos e individuos puedan tener frente a los resultados de sus investigaciones, las condiciones pol�ticas y econ�micas que median la consecuci�n de recursos, acceso a informaci�n y posibilidades de poner en pr�ctica los conocimientos adquiridos.

Todo ello forma parte de los procesos de construcci�n y validaci�n de teor�as cient�ficas y de desarrollo e implementaci�n de tecnolog�as, imposibles de ser concebidos como ajenos a las comunidades en que surgen y a los intereses y necesidades a los que responden en los amplios contextos en que sus pr�cticas se inscriben.

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Aqu�, sin embargo, a fin de limitar nuestro an�lisis, haremos uso del proyecto de mejora humana como una oportunidad para referirnos a la necesidad de participaci�n por parte de la comunidad de cient�ficos naturales y sociales, de humanistas, de expertos y de legos en los debates p�blicos acerca de la implementaci�n de proyectos que, como este que nos convoca, no pueden dejarse en manos de tan solo algunos de los m�ltiples agentes que en ellos intervienen porque, como se afirm� anteriormente, en toda empresa tecnol�gica, la mejora humana una de ellas, hay siempre m�s que solo un esfuerzo cient�fico por comprender y t�cnico por responder a una necesidad.

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En un art�culo reciente, Kourany (2013) sostiene que frente al debate con respecto a la mejora humana la situaci�n actual es confusa debido tanto a la falta de bases emp�ricas sobre las cuales construir argumentos que permitan evaluar las posturas de los defensores y de los cr�ticos del estado actual de las intervenciones llevadas a cabo sobre el cuerpo humano, como a la falta de un marco normativo claro desde el cual hacer juicios de valor acerca de las bondades y los defectos de la mejora humana y sobre la necesidad misma de embarcarnos en un proyecto que nos puede llevar a terrenos a�n inexplorados, con las ventajas y peligros que ello implica. Estos dos tipos de problemas se�alados por Kourany, emp�ricos y normativos, traen consigo un eco de lo que Jonas (1979) defini� como los principales temas de la entonces naciente filosof�a de la tecnolog�a, a saber: la �din�mica formal� de la empresa tecnol�gica y el �contenido sustantivo� de las herramientas f�sicas y cognitivas con que la tecnolog�a nos dota. Con las que nos dotamos a nosotros mismos por medios tecnol�gicos.